Madre tu luz nos ilumina
Madre eterna tu mano en nuestras espinas es caricia de alondra.
Eres nuestra convicción, nos abrigas con tu manto, y nos acercas al Sol nuestro Creador, vida y amor.
No sentimos soledad, ni dolor ni cansancio, sólo una emoción vital que llena nuestro espacio.
Como Reina y Madre nuestra nos obsequias con tu gracia y revelas tu presencia, nos enseñas la palabra que abrirán las puertas a la última morada.
Nos llevas a tu hijo por los caminos del alma y nos nombras files testigos de la divina alianza.
El Eterno Mutante
Jacobo