Madre que dulces recuerdos me vienen de un tiempo pasado cuando disfrutábamos de tu adorable compañía llena de amor y entrega divina. Recibiendo de ti toda la ayuda para que no faltara la fortaleza y el empuje en dar el mensaje de Jesucristo en unas condiciones adversas.
Animándonos a seguir contra viento y marea, haciendo de nosotros sus más fervientes discípulos y seguidores de
Hoy después de un largo tiempo transcurrido y desde tu morada en el Cielo, sigues alentándonos con tu presencia celestial, a seguir en la difícil y ardua tarea encomendada desde entonces en dar testimonio de su palabra. Y preparando su inminente venida.
Día grande es hoy, que conmemora tu subida a los Cielos acompañada de ángeles que por mandato divino te llevaron a su Reino, que desde ahí; puedas capitanear toda la misión que se desarrolla en plano terrestre para transformarlo en la morada de Dios “El tan esperado y deseado Paraíso”.
El hombre es ajeno o se hace el ignorante ante este gran acontecimiento que está golpeando a las puertas de este tiempo. Aún sabiendo que hay emisarios celestes que lo estén anunciando y recordando desde hace mucho. ¡No le preocupa! Se siente seguro en su forma de vida, creyendo que nada le puede suceder porque está protegido y amparado con los adelantos e instrumentos que posee, detectando cualquier fallo o anomalía por los aparatos de precisión de que dispone.
Por tal considera que nada le va alcanzar, puesto que puede prevenir y resguardar su seguridad poniéndola en manos de los científicos. Y no sabe que ante el poder de Dios, nada puede protegerle si no es él.
El Eterno Mutante