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viernes, 22 de julio de 2011

FESTIVIDAD DEL APOSTOL



SEÑALES EN EL CIELO ALERTANDO A LA HUMANIDAD DE

LA PRONTA VENIDA DE JESUS

Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos, Rey de Cielos y Tierra, ¡Alabado sea tu Nombre! por siempre Señor:

Yo Santiago, estoy aquí entre vosotros aunque no lo creáis con el fin de llevar a cabo la misión encomendada por el Padre Celeste y conmigo se encuentran seres de fascinante e incomparable belleza de inconmensurable luz que me rodean y acompañan en dicho cometido. Otros tantos están a la espera del aviso del cielo para ayudar en esta enorme misión. Son los hermanos que viven en medio de vosotros desde tiempo inmemorial para llevar los planes del Señor, estos son los llamados “Los Elegidos” que proceden de otros mundos para ayudar y renovar el nuevo ciclo de esta nueva era, divulgada, esperada y deseada por muchos fieles al Señor. Ellos están aquí, para ser la sal y levadura de este Mundo. Y no podréis vencerles porque son los mensajeros del Señor, todo vuestro empeño por conseguirlo fracasará ante esta potencia celeste guiada y aconsejada por quien tiene el poder y la fuerza de todo lo creado.


Ellos son, los jardineros de este colosal jardín, son la milicia procedente de Sirio que acompañaron a Jesús en sus días más amargos. Son los que quiso dejar Jesús hasta su regreso para cuidar de su viña, pronto a recoger su fruto. La vid está madura apunto de recolectarse y también la mies. ¡Alegría! ¡Alegría grande! para todos aquellos que están en la espera de ese gran momento deseado y glorificado.


En esta festividad del Apóstol os lo hago saber para vuestro conocimiento que está pronto a suceder lo inevitable. Así como deciros que siempre he estado a vuestro lado en cuerpo y alma con el fin de instruiros y llevaros por el buen camino, cogiendo diferentes cuerpos a lo largo del recorrido ya bien sea de hombre o de mujer, como corresponde a un eterno mutante en su función manifestada, dueño del tiempo y del destino en un eterno presente; portador de la verdad y conocimiento que se convierte en instructor para animaros a seguir en el proceso de renovación y salvación en otro y en este último tiempo.


Mi labor ha sido desde el principio de la humanidad como instructor del hombre, así como el pesar y conducir las almas a distintos planos de la existencia, ya que así lo ha querido el Padre Creador. Hoy estoy entre vosotros con un cuerpo o vestidura distinto al de hace dos mil años y la función es parecida sólo que la palabra la divulgo por otro medio de expresión de lo que hice entonces. Mi cuna ha sido otra de la que tuve en el pasado, puesto que en aquel tiempo habité en la casa de David junto al Maestro Jesús siendo uno de su familia. Me llamaron Jacobo y pase mi infancia y adolescencia recorriendo caminos, aldeas y pueblos con el Maestro Jesús para un fin que bien conocéis. Pedro, Juan y yo éramos la triada que siempre iba a todas partes acompañando al Mesías para dar la buena nueva.


En este tiempo me hallo donde vine a predicar la Palabra del Señor en esta tierra de María Santísima llamada España, en la cual desarrolle casi toda la evangelización en este lugar. Mi labor sigue siendo la misma de antaño conducir el rebaño del Señor y prevenir de los duros acontecimientos que están por ocurrir y recordar una vez más lo que en su tiempo anuncié y advertí de lo que iba a suceder sino no cambiabais de proceder. Pues bien se está cumpliendo todo cuanto en su día manifesté y alerté, están apunto de realizarse los grandes acontecimientos señalados ¿Cómo lo sé? Porque soy uno de los ángeles o mensajero del Apocalipsis, por lo tanto debo desarrollar todo cuanto me ha sido encomendado de llevar a cabo. No os extrañéis que os diga esto ya que como podréis apreciar y ver en una de mis imágenes me representan como un guerrero montado en un caballo blanco levantando la espada a los perversos e infieles. Pues bien no vais desencaminados en adjudicarme tal función, porque esta es mi misión. Soy el Ángel Exterminador esta es la labor que me ha sido designada y encomendada por el Padre. Por eso os digo: que muy pronto veréis todo cuanto afirmo para desgracia de unos y bienestar de otros. Por lo que debo estar aquí para llevar en este final de tiempo a Dios toda la cosecha bien cribada y seleccionada. Hasta pronto, muy pronto, en que me mostraré a todos para conducir la grey a la Nueva Jerusalén, junto con Miguel y Jesús en esta Gran Batalla Final.

Paz Jacobo