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lunes, 1 de diciembre de 2008

LA LUZ DE LA NAVIDAD


Una Portadora de Luz

Esperando la Gloriosa

Venida del Señor


Hemos entrado en el mes de Diciembre que para todo buen cristiano nos recuerda aquel venturoso evento que ocurrió hace dos mil años en Belén, donde se produjo el nacimiento del Niño Dios, descendiente de la Tribu de David, dando lugar con dicho acontecimiento el despertar de muchas almas. El vino a rescatar a su pueblo sometido a una religión fanática y apartada de la realidad. Quiso con su presencia dar luz, amor y verdad a los suyos, despertando las conciencias que estaban dormidas p0r causa de los escribas y fariseos que sometían al gentío con sus rituales y falsas creencias, que obligaban acatarlas bajo penalización de condena eterna. De ahí vienen sus parábolas “Guías ciegos e hipócritas que atáis cargas pesadas y difíciles de llevar y las ponéis sobre los hombros de los hombres pero vosotros mismos no queréis mover ni un dedo”.



El instauro el conocimiento en Dios y el amor al prójimo; Sin embargo fue rechazado por dicha causa; por los mismos que decían amarle y respetarle. No había día en que las Sinagogas no se hicieran proclamas a los cuatro vientos del cumplimiento del Mesías y de su pronta venida .

Estos fervientes fariseos que pregonaban con una fe desbordada a las masas de su eminente llegada fueron quienes le acusaron echándole en cara y amenazándole: tachándole de demonio, embaucador, hijo de la perdición, falso profeta, y otras lindezas más. Así como renegaron de él y de sus enseñanzas y de quien le había enviado. Y por tales hechos fue condenado a una pena cruel y vergonzosa a ser crucificado. (Castigo ejemplar que se les daba a los asesinos, ladrones y gentes sin Dios).



Según la estirpe farisaica era perfecto para él, puesto que no se había doblegado a las voluntades de los depositarios de la Ley de Moisés y porque Jesús revolucionaba al gentío con la “Verdad” además se hacía llamar el Hijo de Dios “El Mesías” . Así como a la vez era considerado por el pueblo “Rey de los judíos” . Por tal, fue reo de muerte, porque la verdad que él traía era incomoda y no conveniente para el vulgo ya que ésta, tenía el fin de peligrar en ellos el estatus. Así mismo hacía libre al hombre de las obligadas ataduras clericales y eso no era bueno para sus intereses mezquinos, ya que libraba del yugo impuesto por la curia a los ciudadanos. Por consiguiente era molesto y no aceptable el personaje, peligrando sus puestos de consideración y tratamiento de Maestros. Y eso para sus arrogantes Eminencias era bochornoso.

Por lo tanto, el Señor para éstos, fue un incomprendido, blasfemo y satánico para los verdaderos hijos del mal, como dice el refrán: “ El ladrón se cree que todos son de su misma condición”



Hoy como antaño hay muchos fariseos e hijos de Satanás que siguen condenando al portador de luz en el Mundo, señalándolo como ladrón, farsante y embaucador a lo que es puro y limpio, para convertirlo ante los ojos de los demás en un hijo de Lucifer para así, crear un ambiente de desconfianza y perdición. Siendo un factor de sorpresa para todos aquellos que han seguido el juego de la Bestia, metiéndoles en el saco, bien atados y llevándoles a la condena eterna.



Pero nosotros que somos aquellos que, mencionó Cristo: ”Vosotros sois la sal y la levadura en el Mundo”. Nos quedamos para ser los trabajadores de su viña y herederos de su cosecha. Hemos despertado la conciencia de muchos hermanos trayendo la buena nueva del “Nuevo Reino” y de su eminente venida, para poderlos elevar y salvar.



El nos dio: un mensaje de Paz, Amor y Esperanza. Nos trajo alegría, la Luz y la salvación, por eso, estamos expectantes y velando para que podamos ser invitados en la gran mesa de comensales con el mantel bordado en hilo de oro, por sus ángeles y se nos abra la puerta al inmenso comedor. Recordando aquella parábola que mencionó de las Vírgenes que con su luz esperaban al Señor velando de noche y de día para que su vela no se apague y luzca su resplandor en el día y la hora de su regreso.



Con la esperanza de que así sea, aun que estemos sumergidos en la oscuridad después de dos milenios, en que el hombre sigue en ella y no ha hecho nada por cambiarla. Sean pues, nuestras luces vistosas, para recibir al Señor con toda su Gloria.



El Eterno Mutante Jacobo