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domingo, 14 de diciembre de 2008

EL ADVENIMIENTO DEL SEÑOR


UN MENSAJERO Y EL NIÑO JESUS


¿De qué ha servido Maestro tu sacrificio? Si el hombre está mucho peor que antes escogiendo definitivamente el camino de Barrabás en lugar del de Cristo. No ha querido creer en el reclamo del “Amor” que le invitaba a un serio arrepentimiento. En vez de eso, los hijos de la muerte han dado rienda suelta a la creciente locura destructiva.


Preparaos pues, a ver cuanto os habéis obstinado en rechazar, a no querer creer las calamidades en su tiempo anunciadas por el Genio del Amor el Consolador prometido, que ha permanecido entre vosotros para dar conocimiento y testimonio de la Verdad y rescataros del Maligno.


No habéis escuchado su ofrecimiento, ahora será el Otro, que no os dará tregua ni reposo. Tendréis cuanto os habéis merecido rechazando la oferta de su amor, permaneciendo sordos e insensibles a su llamada, que podía llevaros hacia la senda del bien en Cristo.


Bienaventurados aquellos que se han adherido a la verdad del tiempo de todos los tiempos ¡bienaventurados!


Para éstos es el Reino prometido, “el Paraíso en la Tierra”.


No habéis querido creer en el reclamo de Amor, a la Luz que vivifica y libera el mal, dejándoos llevar por los atractivos del Maligno, de cuanto propone para inducir en perdición. Ahora seréis obligados a aceptar por Divina Justicia el Otro, que os quebrante los riñones y los corazones. Ya que habéis vuelto la vida infernal y os habéis ablandado de cada cosa creada de maléficas pestilencias. Entonces debéis temer la Ira Santa del Padre, porque su sentencia está hecha y sus milicias están sobre la Tierra y su voluntad está con ellos.


Por lo tanto después de las advertencias y consejos no atendidos debéis esperar lo peor, y valorar ya que hoy entramos en un periodo crucial de advenimiento del Señor.


Os recuerdo que el tiempo que se os había concedido, ha terminado y que en cualquier momento os puede caer la espada de Damocles sobre vuestras cabezas y entrar en la finalización de esta humanidad.


El Eterno Mutante Jacobo