Madre Santa y Excelsa
Hoy nos sentimos con la añoranza de anhelar tu presencia porque tu nos guías en la marcha hacia el Reino del Señor. Nos invitas a la alianza que Jesús vino a sellar y con su vida a salvar.
¡OH! María la mujer que tanto inspiró al género humano con maravillosos poemas de amor y se rindieron ante su hermosura, plasmándole su luz y belleza en los lienzos en el mármol la palabra y el color.
¿Quien será esa mujer que el rey y el labrador invocan en su dolor?
El sabio el ignorante el pobre el señor el santo e igual que el pecador.
María es esa mujer que radiante como el sol, vestida de resplandor vivió humilde en su pequeño taller junto a José, amando y alabando al Creador.
Tu la flor de David eres mi madre que me acompañas y me cuidas con amor y en silencio me ayudas en mi labor y me consuelas en el dolor.
Purísima Inmaculada protege a los niños sobre el mal de este Mundo y a los que trabajan por su pan y te son devotos.
Madre dulce y piadosa cubre con tu manto protector a los ancianos que te rezan en soledad, están abandonados y llenos de dolor.
Santa María tu que lo conoces bien, cubre las necesidades a los hambrientos y sedientos, reuniéndoles a tu llamada confortándoles.
¡Maestra del Amor!
Quien a ti ferviente clama halla gloria en el pesar. Tu grandeza excelsa y dulce imán, encuentra la paz, pues tu nombre luz derrama gozo y bálsamo sin par.
Una espada está en tu alma por todos tus hijos y por ellos te rogamos sin cesar.
Bienaventurada te llamaron Madre nuestra guíalos.
Madre mía Inmaculada condúzcalos a tu morada.
El Eterno Mutante