Al Gran Espíritu la “Madre Tierra”
Recuerdo de mi nacer y de tus calurosos desvelos ¡Madre mía!
Hoy he vuelto a revivir mi nacimiento y subir las escaleras del cielo por mis interiores, para ser luz y esperanza de este suelo, incubado desde tu dulce seno y, poder ver la hermosura de tu rostro y llenarnos de consuelo en tu regazo. ¡Madre querida! Tú nos viste en manos de Dios como brotes de un árbol para volver a nacer enamorados de Dios y de ti.
Por todos los que hemos nacido en tu santo seno, empujados por la labor encomendada de ayuda hacia el hombre, nos sentimos reconfortados por tu amor, ¡Madre de consolación!
Somos muchos los que vimos la luz de este mundo por voluntad de tu hijo y tuya, para ser la sal y levadura de esta otra morada del Padre, pero pronto la vida nos dio un zarpazo por amarla y obedecer a tu Hijo, tornándose en amargura y hiel, esperando con amor que en estos días finales se convirtieran en mies, alegría y gozo.
Lanzados a
J.C.
El Precursor de Jesús