Eterna Madre: Cuanto sufrimiento te causa esta humanidad, que no ha atendido a tus súplicas ni advertencias para su bien y, de todo cuanto le rodea...
¡Que ingrata es!
Tu madre, que solo buscas el bienestar del hombre y sólo eso, y él te corresponde, con desprecio y perversidad, causándote una inmensa tristeza y aflicción.
¡Hombre! tu que crees ser, el centro del universo y te consideras un dios, por tus adelantos y conocimientos.
¡Qué arrogante eres!
Y no te paras a pensar, que solo eres un insignificante ser, en la inmensidad del Cosmos.
¡Tu hombre! sólo eres, un pequeño eslabón de una larga cadena de seres, en todo el universo, que están por encima de ti, en la escala de la evolución.
¡Hombre! ¡Hombre! ¡Que orgulloso y que perverso eres!
Si supieras y comprendieras, cuanto amor y sabiduría hay, más allá de esta pequeña parcela en donde te encuentras, quedarías embelesado de estas criaturas, que solo saben amar a todo lo creado y dan e infinito amor a su Creador.
Santiago el Hermano del Señor