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La Verdad
No os maravilléis de lo que mi espíritu está obligado a decir. Tengo un gran Maestro que me informa todo cuanto debo expresar y comunicar para deshacer el entuerto monumental en estos años finales.
Os habéis preguntado ¿por qué surgen como setas, tantos defensores y paladines que dicen tener el legado de la verdad? vistiéndose de poder y rodeados de una gran aureola de santidad, recurriendo al engaño y a la manipulación del mensaje celeste, de quien tuvo en verdad el legado de trasmitirlo al hombre y de ser su único representante y Embajador en la Tierra “Anunciador, Consolador Prometido” en el ser que mejor encarnó la sabiduría del Cielo, Eugenio Siragusa. Quienes sabemos y tuvimos el privilegio de conocerle, amarle y servirle tenemos una responsabilidad y un deber de asistirle siempre en el conocimiento de la VERDAD.
Os habéis preguntado porque existen tantas rivalidades por conseguir su herencia y mostrarse ante todos; como su hijo predilecto espiritual, haciendo uso de una función que no le ha sido reservada ni le es. Os lo habéis preguntado ¿por qué?
No es necesario mucha inteligencia para tener sin ninguna duda el resultante claro e inequívoco de que dichos individuos se muestran muy envolventes para pertrechar sus fines.
La Verdad es que tales sujetos están ávidos de poder, llenándose de desobediencia, orgullo y arrogancia, día tras día, apta para satisfacer los oscuros intereses de lo que ha quedado de este decrépito y agonizante árbol de la vida.
Paz Jacobo