Yo Jacobo discípulo y hermano de Jesús. Junto con Juan su espíritu
gemelo, fuimos sus dos primeros discípulos
que luego se le añadiría el resto de ellos.
En Aquel tiempo gozaba de especial confianza con mi hermano
Jesús fui considerado como uno de los discípulos básicos, junto con Juan y Pedro fuimos destacados del
resto de los discípulos obteniendo el puesto de testigos privilegiados en los
momentos más importantes. Era conocido como una persona justa, llena de arrojo
y decisión que arrasaba por mi empuje para hacer cálculos y medir
consecuencias. Formé parte del grupo inicial de la Iglesia Primitiva
de Jerusalén y estuve presente en los momentos muy importantes de la vida de mi
hermano, fui considerado como unos de los discípulos predilectos. Asistí en todos
los momentos de la vida de Jesús, junto con Juan y Pedro fuimos testigos de la
trasfiguración, estuve en el huerto de
Getsemaní viendo y compartiendo el sufrimiento de mi hermano. Yo Jacobo discípulo
de Jesús hice una gran labor de
evangelización en la provincia hispánica
que me correspondió por el reparto realizado, con el fin de difundir el Evangelio de Cristo.
Llegué a España, recorriendo los caminos de la Itálica. Mérida,
Coimbra, Braga, Iría, Lugo, Astorga, Palencia, Horma, Numancia y Zaragoza donde
la Madre Divina,
apareció a socorrerme dejando huella de este gran acontecimiento en un Pilar, como
señal inconfundible para España, con el
nombre de “Virgen del Pilar” para que todos vieran el milagro realizado por
ella, y acogieran el testimonio de su hijo Santiago y aceptaran la vida y obra de su
hermano Jesús el Cristo.
Quiso darme ánimo y una gran consolación por la poca fe y acogida que tuve de las gentes del lugar.
Fue crucial la intervención de la Divina
Madre para cambiar la forma de pensar y proceder.
Dándose después de su aparición una asistencia masiva de
personas para bautizarse, sanarse y acudir a todos los actos de evangelización para
luego convertirse en fieles devotos de la Virgen y del Señor.
Continué mi labor de conversión por el Río Ebro, hice todo
el recorrido hasta tomar la
Vía Augusta de Tortosa
a Valencia, Andalucía y otras, para regresar desde un puerto andaluz y hacer
todo el Mediterráneo hacia el Cabo de Creus y parte del Pirineo Catalán y Aragonés.
Seguí toda la ruta Jacobea que hoy se conoce, como el Camino de Santiago para regresar a Palestina donde mis más
allegados esperaban deseosos de que me
hiciera cargo de la Sede
de Jerusalén como Patriarca para unir, consolar y aconsejar a todos los
hermanos.
Ana mi fiel asistenta
y compañera en todos mis viajes, fue compartiendo todas las penas y fatigas, arribó
esperanzada contando todo lo sucedido en estas tierras bravas e inhóspitas de
España, que evangelicé, convirtiéndose muchos al cristianismo.
Trascurrió el tiempo
y todo ello vio la luz de manera fulminante, como sitio de peregrinación en memoria de un fausto acontecimiento que
señaló el lugar, con una gran luminosidad que permanecía estática en el cielo
emitiendo rayos fulgurantes de colores vivos y radiantes, dándole el nombre de “Campus Etellae” Campo de la Estrella o de Compostela.
Haciendo del sitio un Lugar Santo, para acoger gentes de todo lugar y raza a
pedir al Apóstol toda clase de prebendas y bendiciones.
Quienes más apoyaron la ruta Jacobea fueron: Sancho III el
Mayor y Alfonso VI,
dotando el camino de varias infraestructuras para viajar con
cierta comodidad y seguridad.
Durante la Reconquista
Santiago fue el más invocado para obtener la protección
Divina en la victoria, merced a la invocación a Santiago.
Otro Fenómeno sobrenatural se dio en la Batalla de Clavijo, cuando
los combatientes invocaron a Santiago y éste apareció espada en mano al lomo de
su famoso caballo blanco, alzando y repartiendo tajos entre los infieles. A raíz de este hecho se convirtió más allá de
las fronteras el mito de Santiago como el Apóstol más figurante.
A lo largo de vuestra historia
de reconquista y conquista, Santiago ha sido acogido como Patrón de España por
las tropas españolas, éstas antes de
cada carga a grito de guerra pronunciaban ¡Santiago y Cierra España!
Sabéis porque las tropas
invocaban todos a grito de ¡Santiago y Cierra
España! Antes de empezar una batalla. Porque vieron
al Apóstol aparecerse en la
Batalla de Clavijo como el “Ángel Exterminador o del Apocalipsis” arrasando a los perversos, por este motivo
los ejércitos lo emplearon como defensa para derrotar al infiel invasor.
El culto a Santiago fue una fuerza poderosa de
resistencia de la cristiandad del Noroeste hispano frente al Islam. Tal es así, que todo español lo tenía como su escudo protector.
De aquí viene el ser nombrado Patrón de España.
Cuando empieza el descubrimiento de América de nuevo la figura de Santiago se hace relevante: la intervención de Santiago es decisiva en la mente de los descubridores y conquistadores como una fuerza notoria y disuasoria para conseguir del contrario una derrota aplastante.
Mucho ha pasado desde entonces a hoy, poco o ningún valor se
le da a aquél que vino a evangelizar por voluntad Divina esta tierra de
hidalgos y conquistadores que fue en su día, el orgullo
y honor en servir a Dios, y a su
Patria con decisión y coraje. Hoy es tan sólo un pálido recuerdo de lo que fue
para convertirse en un mal presagio para todos sus moradores.