TEMPLOS ESPIRITUALES
Con esta definición queremos identificar aquel famoso “templo” que el Maestro Jesús el Cristo, decía que “no era de piedra” Sino de carne (refiriéndose al cuerpo) y de espíritu.
Cada ser vivo emite vibraciones que le otorgan unos atributos inmediatos por parte de
El hombre, por tanto, debido a su trina composición: espíritu, alma y cuerpo, desarrolla naturalmente estas frecuencias trinas que forman el Universo físico, psíquico-mental y espiritual del Macrocosmos. Así pues muchos hombres que vibran en sintonía y frecuencias semejantes, formarían una “iglesia” espiritual; una tribu; una idea expresada en la materia y servida por su actividad consciente e inconsciente.
Esta diversidad de formas el “Todo” explica la gran variedad de tendencias espirituales que los grupos humanos adoptan para caminar hacia la evolución absoluta.
Las familias o fraternidades espirituales, identificadas por la vibración semejante, giran a su vez en torno a un Patrón o Arquetipo, cuya mente directiva es encarnada por un Maestro, que generalmente, se vale de un cuerpo o una forma para expresar esa idea o esa doctrina, que luego la tribu o iglesia espiritual aceptará como medio de ascenso hacia dicha evolución.
Es de entender por tanto, que existe una inmensa escalera que conecta el mundo bajo con el alto y en cada peldaño existe una “idea” que es emanada, expresada y encarnada por el Profeta, el Santo, el Jefe o el Mesías que corresponda.
El individuo de la primera escalera hace como techo de sus deseos y como quimera, a
Por eso los instructores o Avatares espirituales dicen siempre a sus alumnos.”Cuanto más aprendas más pequeño te verás” o lo que es lo mismo, “Yo sólo sé, que no se nada” (Sócrates) y es efectivamente cierto si comparamos que el conocimiento es infinito.
Amar este conocimiento, es proyectar nuestra mente al polo ideal y terminal de la escalera por la que andamos y, esa inmensa fuerza de atracción creará en nosotros el ansia de caminar por el sendero de la virtud, de la experimentación y de la sabiduría.
El Eterno Mutante