HISPANIDAD
Ntra. Señora del Pilar Patrona de la Hispanidad, para todos los pueblos de raíces hermanas, donde tienen la suerte de conmemorar tu gloriosa venida a España en el sitio de Zaragoza que luego se convertiría en baluarte del Mensaje de Cristo, Señor de Cielos y Tierra de esta humanidad.
Bajaste por primera vez a esta atormentada Nación para ayudar a tu hijo Santiago a facilitar la labor encomendada y pudiera así llevar a cavo la palabra y hechos de tu Hijo y, fueran concienciadas las almas en el amor de Cristo y en su salvación para todos tus hijos en este lugar privilegiado. Y lo hiciste sobre un Pilar de Luz, que lo convertiste en piedra para recuerdo de las generaciones futuras.
Fue una inmensa prueba para estas gentes rebeldes y desconfiadas de todo caminante que aportara una Ley distinta a su modo de pensar y actuar. Rechazando ideas y comportamientos correctos de amor al prójimo. Por tal motivo se escandalizaban de escuchar semejantes palabras de un extranjero y no admitían en voz de éste saludables consejos que pudieran perturbaban su forma de vida.
En verdad que fue una tarea difícil convencer a muchos, sólo unos pocos lograron aceptar las sabias enseñanzas y poner en práctica los valores evangelizadores.
Es por el cual te apareciste madre de mi espíritu, dándome ánimos para que siguiera el camino trazado para este menester, ya que daría sus frutos.
Recorrí muchos caminos, aldeas y fortificaciones para cumplir el Mandato Divino.
Hoy se cumplen casi dos mil años de este acontecimiento dichoso. Y para algunos compatriotas es de satisfacción, alegría y devoción a tu Santa Persona.
Sin embargo para los pueblos de Hispano América, el festejo lo ven como algo impositivo y amargo por la invasión y sometimiento a los españoles.
A pesar de esto no se dan cuenta que has querido hermanar a los pueblos con tu Santo Amor y Presencia. Y, que todos los nombres que te han puesto, sigues siendo la Inmaculada Concepción la misma imagen que pude contemplar en el lugar escogido para reconfortarme y que pudiera seguir mi labor en el camino trazado de conversión de los gentiles.
Madre hoy como ayer, estoy entre los mortales para cumplir el tiempo designado.
Con todo mi amor Jacobo.